San Pedro Poveda

jueves, 13 de mayo de 2010

La espiritualidad en San Pedro Poveda

¿Qué acentos puso Pedro Poveda en la vivencia religiosa y cristiana?

Sus amigos y compañeros, las personas que mejor le conocían, veían en él al hombre de fe que deseaba vivir el seguimiento de Jesús como lugar de manifestación del Espíritu de Dios. Don Pedro en el Padre se entregaba confiada y obedientemente a lo que en Dios hay de misterio absoluto; en el Hijo reconocía que el misterio del Padre es amor resucitado y crucificado; en el Espíritu realizaba con los hechos la entrega al Padre y el seguimiento de Jesús.





Consciente de su elección sacerdotal, se sabía enviado a los demás, con el deseo constante de vivir unido a Dios por la oración y, a la vez, con la urgencia de proclamar la Buena Noticia. De ahí que su seguimiento de Jesús se situe en determinadas claves:
    . La Encarnación como norma.
    . Dios se hace hombre buscando humanizar al hombre.
    . La vida de Jesús de Nazaret como manifestación del Espíritu y camino de los hombres.
    . Anunciar el Evangelio en una sociedad progresivamente secularizada.
    . Talante tolerante, humilde, que rehuye protagonismos, manso.

La Encarnación vivida al modo de Poveda.

Dios se ha hecho uno de nosotros, ha querido ser un dato de nuestra realidad se ha hecho cercano y débil; ha querido ser un aprendiz de la vida.
Vivir la experiencia cristiana en la debilidad de lo cotidiano fue una intuición de Poveda como necesidad para el tiempo presente por eso quiso hacer de su vida otra experiencia de encarnación, repitiendo la dinámica divina. Y ofreciendola a quienes se apuntaran a su escuela: "La Encarnación bien entendida da la norma para llegar a ser santo", (1916) dice en una de sus textos más clásicos.




Y no solo dice sino que lo hace, "está ahí". Compra una cueva para vivir en la Barriada de las Cuevas de Guadix con los braceros; lee y medita incansablemente en Covadonga para saber por qué muchos españoles no podían ser creyentes y hombres y mujeres cultos a la vez. Ve a tantas mujeres ignorantes, sometidas, utilizadas y promueve su elevación. Ve a los jóvenes y les acompaña en sus búsquedas; ve a las familias... Es la forma más simple, estar. Estar juntos, sentir juntos, pensar juntos, llorar y reir juntos.
Entender bien la encarnación es saber que a una vida cristiana no puede serle ya ajeno ningún problema humano.

Dios se manifiesta en Jesús

Poveda quiere seguir a Jesús encarnando sus sentimientos. Toma la causa de Cristo como la suya, "nuestra razón de ser, la evangelización" y le pone en el corazón y en el centro de la vida, "hasta que Cristo sea formado en vosotros". Es la seducción por la persona de Cristo la que le lleva a la identificación con él hasta el punto de proponer la audaz pretensión de "ser crucifijos vivientes" exponerse a correr la misma suerte de Jesús, a asumir la misión de anunciar lo que Él anunció, defender lo que Él defendió, pagar lo que Él pagó, "Creer bien y enmudecer no es posible"





Y junto a Jesús, Maria, la Madre del Señor, cuya apertura al don y elección de Dios fue total. Nadie como Ella para conducir a Jesús. En Pedro Poveda la devoción a Nuestra Señora es una constante enriquecida progresivamente. Apenas recién nacido fue presentado a una imagen de Nuestra Señora para que le bendijera y, ese cuadro de la Inmaculada, presidió su vida. En Guadix, la Virgen de Gracia, a la que atribuye su vocación "a este género de apostolado"; en Covadonga, la Santina y, siempre, Nuestra Señora de los Dolores en la que veía el ejemplo "de dolor, de caridad, de firmeza, de valentía que solo la Madre de Jesús puede ofrecer".

Fe y ciencia, unir un binomio.

Vivió una proyección sacerdotal específica que expresó en palabras del apostol Pedro, "Juntad a vuestra fe virtud y a la virtud, ciencia".
Su lectura de los signos de los tiempos y su fe y esperanza en la persona humana le llevó a confiar en el poder transformador de la cultura y de la educación, convencido de que la ciencia y la fe, establecen un diálogo fecundo en el camino hacia el Reino, "Si no destacáis por vuestra ciencia, por vuestro saber habrá que dudar de vuestra virtud y temar por vuestra fe".
Poveda, enamorado del estudio, lo reclamaba como una exigencia fundamental a sus seguidores: "Hay que mostrar con los hechos que la ciencia hermana bien con la santidad de vida". Necesidad del estudio en una cultura que ha perdido su confianza en él, en sus posibilidad de llevarnos a la verdad por la que suspiramos.
Un estilo personal tolerante, humilde, paciente... excelencias de carácter que revelan la conciencia de la dignidad humana y que triunfan tarde o temprano.
Poveda vivió la humildad como libertad, frente a propuestas de otros modos de vida que no fuesen a la manera de Jesús; como conocimiento para vivir las cosas sin prejuicios; como solidaridad con los contextos cristianos más crucificados; con el diálogo, para evitar imposiciones; con la audacia que se libera de la búsqueda desmedida de seguridad.